domingo, 28 de febrero de 2010

La tormenta perfecta no es para tanto

La perfección y los fenómenos atmosféricos se han mezclado estos días bajo el nombre de Xynthia , aka ciclogénesis explosiva. Pero, ¿qué hace que esta 'tormenta perfecta' que aún sobrevuela nuestras cabezas lo sea? O planteado de otra forma: si Xynthia es perfecta, ¿cómo son las tormentas imperfectas? Ésta es la imagen que los satélites de la Agencia Estatal de Meteorología recogían anoche, 27 de febrero, a las 22.oo.

Apuntando a las definiciones que nos llevan advirtiendo acerca de las catastróficas consecuencias que las masas de aire en movimiento nos traerían esta pasada madrugada, hemos podido leer dos y hasta trescientas veces que Xynthia es perfecta porque la provoca "el
choque de dos masas de aire, una caliente y otra fría".

El fenómeno, sin embargo, se repite en absolutamente todas las borrascas. Eso sí, esta vez la diferencia de temperatura entre las bolsas atmosféricas en colisión es tan acusada que el enfriamiento (provocado por la capa polar) ha conducido a un levantamiento más instantáneo y acelerado del aire caliente (tropical). A tanta velocidad ha cogido altura la masa cálida que, cargada de agua, la ha soltado toda de golpe y porrazo en forma de lluvia.

La subida vertiginosa de la masa de aire tropical deja un vacío considerable en superficie que provoca el movimiento huracanado sufrido en forma de vientos de más de cien kilómetros por hora. Otro aire cercano corrría a rellenar los agujeros que quedaron.

Recapitulemos. ¿Es Xynthia tan perfecta? El acusado gradiente de temperatura entre las dos masas de aire chocantes ha provocado que el levantamiento de la capa cálida haya sido más rápido de lo habitual. Y por ello, la tormenta ha sido bautizada por los meteorólogos como perfecta. O, más concretamente, como ciclogénesis (formación de un ciclón) explosiva.

Aunque, como apuntaba Forges en su viñeta de ayer, el revuelo atmosférico haya valido para sacar durante unos días el debate de las pensiones del ojo de mira general, y a pesar de las tres muertes que ha dejado a su paso por la Península (por caídas de árboles y similares), la tormenta perfecta (tengo yo la impresión, que al menos aquí) no ha sido para tanto.

Sin perjuicio de unas bellas imágenes que Xynthia dejaba anoche en el imaginario de cada uno de nosotros. Chubascos instantáneos en mitad de la negrura menos compasiva, la noctura. El viento huracanado azotando los charcos recién formados en el suelo. Atmósferas desoladoras que me parecieron recién sacadas de La carretera, de Mc Carthy. Caricias de destrucción impregnadas de belleza. Tal vez por unos instantes rozamos la perfección. La cercanía a la catástrofe tiene esas cosas.