Los pezones en el papel se agarran a los dedos. Las yemas recorren los muslos escandalosamente esculpidos en celulosa. Tactile Mind, de la fotógrafa Lisa J. Murphy, es el primer libro pornográfico pensado para invidentes. Porno para tocar. Para manosear. Y un delicioso recorrido erótico apto para todos los que quieran abandonarse a los sentidos y (preferentemente) disfrutarlo a ciegas.
Decenas de cuerpos de hombres y mujeres desnudos fotografiados en su estudio, posteriormente dados relieve en el papel, es el resultado que recoge Tactile Mind. Aunque no se trata de la primera experiencia porno ideada para invidentes. La revista Playboy ya lanzó una edición especial de frases y diálogos de alto voltaje escritos en braille. Muy lejos sin embargo, de la sexualidad táctil de Murphy.
Que sea precisamente una mujer la autora de la primera experiencia erótica 3D creada para invidentes es algo que para una Gata acostumbrada a mirar desde estas alturas, francamente, no sorprende.
Fotografías: Lisa J. Murphy, autora de Tactile Mind
Una mirada felina desde kilómetros de distancia. Bitácora de actualidad, medio ambiente y literatura gatuna
domingo, 18 de abril de 2010
viernes, 9 de abril de 2010
Lección musical de la torpeza
El orden mecánico de la orquesta sobre el escenario sólo lo rompe aquel hombre vestido de gris, allí al fondo. Ése en la esquina, a la izquierda del contrabajo. El tímido que mira sus pies y castañea mientras el imponente cuerpo de vientos remonta surcando las líneas que dicta una rígida partitura.
El estruendo de los instrumentos los acalla, pero desde aquí se adivinan los torpes gemidos que se le escapan al hombre de gris cediendo al temor. Le aprisionan el pecho. Son los nervios cuando se mascan y paralizan.
La estirada violinista, ajena a los desastrosos ademanes de nuestro hombre de gris, se arranca en un solo ciertamente empalagoso, que sin embargo no tarda en atrapar al cenizo auditorio allí presente. Delicias para arrugas y visones empapados con pachuli. El éxtasis es tal, que la escueta dama musical llega a afirmar tras la actuación haber logrado "abrazar para sí el compás", devuelto después al respetado "convertido en una delicada espiral de notas".
Tras la enjuta mujer, suenan los engalanados trompetistas, quienes a pesar de romper acordes, centrifugar con ellos cada partícula de aire susceptible de ser movida, y batir todos y cada uno de los cristales de las lámparas que cuelgan del fastuoso techo isabelino del recinto, logran heroicamente no despertar un sólo pliegue de más en sus recalcitrantes trajes conservados en almidón.
Para cuando llega el turno del hombre gris, el arrugado tamborilero que mira al suelo, la gélida partitura interpretada por la orquesta ya ha cubierto todo el suelo de escarcha.
Los golpes temblorosos en el parche del instrumento suenan torpes, atropellados. Aunque tampoco esta vez el desorden de los caóticos impactos deje escucharlos, se adivina aún el silbido de sus rudos y grisáceos gemidos quebrados.
Sus pies están fríos. Pero es su torpeza la que logra hacer de lo irreal algo fantástico, dejándose tocar, atravesar y calentar con la mirada.
La orquesta finaliza, y ahí queda él, con sus dedos congelados, toscas manos, aún sentado un buen rato en su esquina, a la izquierda del escenario. También yo siento un escalofrío recorrer mis zapatos. Sólo un ligero y raudo golpe de viento. Pero claro, es que sólo soy una mera aprendiz de los placeres de la torpeza.
El estruendo de los instrumentos los acalla, pero desde aquí se adivinan los torpes gemidos que se le escapan al hombre de gris cediendo al temor. Le aprisionan el pecho. Son los nervios cuando se mascan y paralizan.
La estirada violinista, ajena a los desastrosos ademanes de nuestro hombre de gris, se arranca en un solo ciertamente empalagoso, que sin embargo no tarda en atrapar al cenizo auditorio allí presente. Delicias para arrugas y visones empapados con pachuli. El éxtasis es tal, que la escueta dama musical llega a afirmar tras la actuación haber logrado "abrazar para sí el compás", devuelto después al respetado "convertido en una delicada espiral de notas".
Tras la enjuta mujer, suenan los engalanados trompetistas, quienes a pesar de romper acordes, centrifugar con ellos cada partícula de aire susceptible de ser movida, y batir todos y cada uno de los cristales de las lámparas que cuelgan del fastuoso techo isabelino del recinto, logran heroicamente no despertar un sólo pliegue de más en sus recalcitrantes trajes conservados en almidón.
Para cuando llega el turno del hombre gris, el arrugado tamborilero que mira al suelo, la gélida partitura interpretada por la orquesta ya ha cubierto todo el suelo de escarcha.
Los golpes temblorosos en el parche del instrumento suenan torpes, atropellados. Aunque tampoco esta vez el desorden de los caóticos impactos deje escucharlos, se adivina aún el silbido de sus rudos y grisáceos gemidos quebrados.
Sus pies están fríos. Pero es su torpeza la que logra hacer de lo irreal algo fantástico, dejándose tocar, atravesar y calentar con la mirada.
La orquesta finaliza, y ahí queda él, con sus dedos congelados, toscas manos, aún sentado un buen rato en su esquina, a la izquierda del escenario. También yo siento un escalofrío recorrer mis zapatos. Sólo un ligero y raudo golpe de viento. Pero claro, es que sólo soy una mera aprendiz de los placeres de la torpeza.
La fotografía es de World Island Info (Flickr)
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jueves, 1 de abril de 2010
La era de los blogueros estrella
Los últimos acontecimientos que han rodeado a la negociación de la Ley anti P2P han destapado unos intereses poco acordes con el movimiento altruista que se le supone a los blogueros. La recta final de las reuniones entre el Gobierno y los internautas, seleccionados a posta por la propia ministra González- Sinde, no ha dejado de ser un ejercicio de perplejidad al que el resto de terrícolas y gatos esparcidos por el Espacio hemos asistido no con poco escepticismo.
La portavoz gubernamental de los encuentros (aunque el adjetivo pudiera llevar a un no poco pingüe despiste) no ha sido, sin embargo, un miembro del equipo de gobierno, sino la secretaria de organización del PSOE. Leire Pajín hasta entonces desaparecida de la arena P2P fue, en lugar de la ministra promotora de la Ley antidescargas, quien llevó el peso de las conversaciones en la recta final con los internautas.
No menos desconcertante es que los blogueros reunidos, que enarbolan la etiqueta de periodistas independientes, decidieran cerrar las ventanas de sus bitácoras a tan secretas reuniones. Aunque no todos sellaron la ley del silencio con la misma intensidad. Juan Varela, detrás de Periodistas21, se hace eco del encuentro el mismo día 25 de marzo que sucede, recordando los cuatro puntos que llevan entre sus reivindicaciones (mayor vigilancia judicial, más concreción de las webs susceptibles de ser clausuradas, protección contra falsas denuncias, e independencia de la comisión encargada de ordenar la investigación de las webs). Pero de lo que se habló allí, del resultado de las conversaciones, de si salió algún compromiso... nada. Ni al día siguiente, ni al siguiente, ni tampoco el siguiente, cuando el Gobierno publicó finalmente la Ley antidescargas, sin contemplar ni una sola de las reivindicaciones de los internautas.
Ignacio Escolar (escolar.net, en la foto), también en el bando de los elegidos, por su parte, no hace mención al encuentro en ninguna de las tres entradas que publicó aquel día. Tampoco lo ha hecho desde entonces. El periódico del que un día fue director, Público, que hasta ahora había hecho una ferviente defensa de los derechos de internet y se había alzado como la voz en papel más destacada de la Red, ha obviado además (¿olvidado?) uno de los debates públicos más vibrantes que al respecto de la ley anti P2P han tenido lugar en los últimos meses. A continuación pueden verlo.
La cita ha sido en el Foro Europeo de Industrias Culturales, en Barcelona. La cara de la ministra durante la intervención de Eduard Punset, quien le advierte que Internet no es propiedad del Estado, no tiene desperdicio. La repercusión de la intervención del escritor y divulgador científico ha sido tal que en apenas tres días ha logrado reunir a más de 6.000 seguidores en el grupo de Facebook Eduard Punset, ministro de Cultura!, sin contar con el apoyo que recibe en otras redes sociales como Twitter, en las que se reproduce el fenómeno. Pues en Público, nada de nada. Los lectores no encontrarán el video, ni información de la punzante dialéctica de Punset descabalgando el discurso oficialista y artificioso de la ministra.
Tampoco lo podrán hallar en las bitácoras de los blogueros estrella, los elegidos por Sinde. Nada de nada.
La fotografía es de G20Voice, Flickr
La portavoz gubernamental de los encuentros (aunque el adjetivo pudiera llevar a un no poco pingüe despiste) no ha sido, sin embargo, un miembro del equipo de gobierno, sino la secretaria de organización del PSOE. Leire Pajín hasta entonces desaparecida de la arena P2P fue, en lugar de la ministra promotora de la Ley antidescargas, quien llevó el peso de las conversaciones en la recta final con los internautas.
No menos desconcertante es que los blogueros reunidos, que enarbolan la etiqueta de periodistas independientes, decidieran cerrar las ventanas de sus bitácoras a tan secretas reuniones. Aunque no todos sellaron la ley del silencio con la misma intensidad. Juan Varela, detrás de Periodistas21, se hace eco del encuentro el mismo día 25 de marzo que sucede, recordando los cuatro puntos que llevan entre sus reivindicaciones (mayor vigilancia judicial, más concreción de las webs susceptibles de ser clausuradas, protección contra falsas denuncias, e independencia de la comisión encargada de ordenar la investigación de las webs). Pero de lo que se habló allí, del resultado de las conversaciones, de si salió algún compromiso... nada. Ni al día siguiente, ni al siguiente, ni tampoco el siguiente, cuando el Gobierno publicó finalmente la Ley antidescargas, sin contemplar ni una sola de las reivindicaciones de los internautas.
Ignacio Escolar (escolar.net, en la foto), también en el bando de los elegidos, por su parte, no hace mención al encuentro en ninguna de las tres entradas que publicó aquel día. Tampoco lo ha hecho desde entonces. El periódico del que un día fue director, Público, que hasta ahora había hecho una ferviente defensa de los derechos de internet y se había alzado como la voz en papel más destacada de la Red, ha obviado además (¿olvidado?) uno de los debates públicos más vibrantes que al respecto de la ley anti P2P han tenido lugar en los últimos meses. A continuación pueden verlo.
La cita ha sido en el Foro Europeo de Industrias Culturales, en Barcelona. La cara de la ministra durante la intervención de Eduard Punset, quien le advierte que Internet no es propiedad del Estado, no tiene desperdicio. La repercusión de la intervención del escritor y divulgador científico ha sido tal que en apenas tres días ha logrado reunir a más de 6.000 seguidores en el grupo de Facebook Eduard Punset, ministro de Cultura!, sin contar con el apoyo que recibe en otras redes sociales como Twitter, en las que se reproduce el fenómeno. Pues en Público, nada de nada. Los lectores no encontrarán el video, ni información de la punzante dialéctica de Punset descabalgando el discurso oficialista y artificioso de la ministra.
Tampoco lo podrán hallar en las bitácoras de los blogueros estrella, los elegidos por Sinde. Nada de nada.
La fotografía es de G20Voice, Flickr
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